Universo mayo-junio 2025

32 MAYO-JUNIO 2025 ASTRO PUBLISHING ceso llamado fragmentación. En éste, las grandes nubes moleculares de las que nacen tanto las estrellas como las enanas marrones se dividen en unida- des cada vez más pequeñas, o frag- mentos. La fragmentación depende de muchos factores, siendo el equili- brio entre temperatura, presión tér- mica y gravedad uno de los más importantes. Más concretamente, a medida que los fragmentos se con- traen por efecto de la gravedad, sus núcleos se calientan. Si un núcleo al- canza suficiente masa, empezará a fusionar hidrógeno. La presión gene- rada por esta fusión contrarresta la gravedad, deteniendo el colapso y es- tabilizando el objeto (que se con- vierte entonces en una estrella). Sin embargo, los fragmentos cuyos nú- cleos no son lo suficientemente com- pactos y calientes como para quemar hidrógeno siguen contrayéndose mientras continúan radiando su calor interno. «La refrigeración de estas nubes es fundamental, porque si con- tienen suficiente energía interna, se oponen a la gravedad» , explica Mi- chael Meyer, de la Universidad de Mí- chigan. «Si las nubes se enfrían con eficiencia, colapsan y se fragmentan» . La fragmentación se detiene cuando un fragmento se vuelve lo bastante opaco como para reabsorber su pro- pia radiación, lo que impide que se siga enfriando y detiene el colapso. Las teorías estimaban que el límite in- ferior de masa para estos fragmentos oscilaba entre una y diez veces la masa de Júpiter. Este estudio ha re- ducido significativamente ese rango, ya que el censo de Webb ha conta- bilizado fragmentos con distintas ma- sas dentro de la nebulosa. «Como se ha observado en muchos estudios an- teriores, a medida que se baja en masa, se encuentran más objetos hasta alrededor de diez veces la masa de Júpiter. En nuestro estudio con James Webb, tenemos sensibilidad hasta 0,5 veces la masa de Júpiter, y vemos que hay significativamente contrarlas, encierran una enorme cantidad de información, especial- mente en lo que respecta a la forma- ción estelar y a la investigación pla- netaria, debido a su similitud con es- trellas y planetas. El Telescopio Espa- cial Hubble lleva décadas buscando estas enanas marrones. Aunque Hubble no puede observar enanas marrones tan poco masivas como las que Webb puede detectar, fue crucial para identificar los candi- datos a estudiar. Este estudio es un ejemplo de cómo Webb ha recogi- do el testigo: décadas de datos del Hubble sobre el Complejo de Nubes Moleculares de Orión han permitido ahora investigaciones en profundi- dad. «Es realmente complicado hacer este tipo de trabajo, estudiar enanas marrones de incluso diez masas de Júpiter, desde tierra, especialmente en regiones como esta. Y contar con los datos existentes de Hubble reco- pilados a lo largo de los últimos 30 años nos permitió saber que se tra- taba de una región de formación es- telar muy valiosa que merecía ser observada. Necesitábamos a Webb para poder estudiar este tema con- creto» , explicó De Furio. «Es un salto cuántico en nuestras capacidades para entender lo que estaba ocu- rriendo a partir de los datos de Hub- ble. Webb realmente está abriendo todo un nuevo campo de posibilida- des para comprender estos objetos» , afirmó el astrónomo Massimo Rob- berto, del Instituto Científico del Te- lescopio Espacial (STScI). Este equipo continúa estudiando la Nebulosa de la Llama, utilizando las herramientas espectroscópicas de Webb para ca- racterizar mejor los distintos objetos que alberga en su capullo polvo- riento. «Existe una gran superposi- ción entre lo que podrían ser plane- tas y lo que son enanas marrones de masa muy, muy baja» , concluyó Me- yer. «Y ese será nuestro trabajo en los próximos cinco años: averiguar qué es cada cosa y por qué» . ! E ste vídeo alterna entre una obser- vación de la Nebulosa de la Llama realizada por Hubble y otra de James Webb. Esta nebulosa cercana, con menos de un millón de años, es una región activa de formación estelar. En esta comparación se destacan tres objetos de baja masa. En la observa- ción de Hubble, estos objetos están ocultos por el denso gas y polvo de la región. Sin embargo, en la de Webb, se revelan gracias a la sensibi- lidad del telescopio a la tenue luz in- frarroja. [NASA, ESA, CSA, Alyssa Pagan (STScI)] menos objetos conforme descen- demos de las diez veces la masa de Júpiter» explicó De Furio. «Encon- tramos menos objetos de cinco masas de Júpiter que de diez, y muchos menos de tres masas de Júpiter que de cinco. No detectamos práctica- mente ningún objeto por debajo de dos o tres masas de Júpiter, y espera- ríamos verlos si estuvieran ahí, así que nuestra hipótesis es que ese po- dría ser el límite en sí» . Meyer añade: «Webb ha sido el pri- mero en poder explorar ese límite y más allá. Si ese límite es real, no de- bería haber objetos con una masa si- milar a la de Júpiter flotando libre- mente en nuestra galaxia, a menos que se hayan formado como plane- tas y luego hayan sido expulsados de sus sistemas planetarios» . Las enanas marrones, dado lo difícil que es en- UNIVERSO

RkJQdWJsaXNoZXIy MjYyMDU=